SOLOMILLO DE CERDO AL PEDRO XIMÉNEZ
El otro día mi cuñado trajo una botella de vino Pedro Ximénez (vino dulce de pasas), como yo no soy muy dado a tomar vino dulce en el postre, procuré darle otro uso.
El éxito de la receta fue tan grande, que creo que voy a tener que comprar botellas de Pedro Ximénez.
Es una receta muy socorrida cuando tienes varios comensales, incluso mas de diez y muy fácil de hacer, sino comprobadlo.
INGREDIENTES PARA SEIS PERSONAS:
- Dos solomillos de cerdo.
- Dos cebollas grandes.
- 150 ml. de vino Pedro Ximénez.
- 300 ml. de caldo de pollo.
- Dos cucharadas soperas de harina de trigo.
- Pimienta negra molida.
- Sal.
- Aceite de oliva.
ELABORACIÓN:
Cortamos los dos solomillos en medallones de 2 a 3 cm. y los salpimentamos.
En un perol ponemos aceite, algo mas que cubrir la base y cuando esté caliente echamos los medallones de solomillo, y simplemente los sellamos, es decir, dejando el interior crudo, que luego ya se hará con la salsa.
Retiramos y reservamos los solomillos.
En el mismo recipiente echamos las dos cebollas cortadas en juliana con un poco de sal y cocinamos.
A los 10 minutos la cebolla se pondrá pocha.
Es el momento de añadir las dos cucharadas de harina.
Removemos y mezclamos, cocinando durante dos minutos, procurando no se queme la harina..
Lo pasamos todo por la batidora.
Añadimos el caldo de pollo casero y el vino Pedro Ximénez.
Volvemos a utilizar la batidora para mezclar la cebolla y la harina bien con el caldo.
Otro día abriré una etiqueta de caldos, para que sepáis hacerlos caseros y después podáis congelar y tener siempre a mano, caldos caseros, de pollo, carne, verduras o pescado.
Este en concreto estuvo dos horas a fuego lento en ebullición.
Cuando empiece a hervir añadimos los medallones de carne y cocinamos de 20 a 30 minutos.
Cuando se haya reducido un poco el caldo y veamos que empiece a ser salsa, apagamos el fuego y dejamos reposar.
Luego emplatamos.
El sabor de las pasas, junto con el caldo de pollo casero y el solomillo que estará tierno, aseguran el éxito total.
Del éxito del plato cuento una anécdota.
Al terminar de comer, me había sobrado salsa en la cacerola y comento, no se si tirarla o congelarla para otro día.
A lo que mi hija me dice, !tirarla!, eso es un pecado, yo me la llevo.
Y mi hija, no se si la conocéis, pero es bastante cocinillas y exigente.
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